Gustavo Garzón en Sentidos: «En teatro, el cuerpo cuenta más que las palabras»

Gustavo Garzón en Sentidos: «En teatro, el cuerpo cuenta más que las palabras»

Gustavo  Garzón (Buenos Aires, 25 de mayo de 1955) expresó su felicidad por la obra 200 golpes de jamón serrano, que se presenta en Chacarerean Teatre, sala ubicada en Nicaragua 5565, y dio detalles de sus sensaciones por interpretar parte de su historia en este espectáculo dirigido por Marina Otero.

«Es una especie de encuentro, de celebración, de ritual, para mí es curativo, siento que doy mucho y que recibo mucho del espectador. Me hace tremendamente bien ese espectáculo, estoy muy orgulloso de él porque siento que es muy arriesgado, en cuanto a la forma y al contenido. La forma está muy cuidada, la directora es muy detallista, tiene un sentido del ritmo y de la teatralidad impresionantes. Es un mix explosivo bastante no sé si transgesor pero sí irreverente, porque ni la forma ni el contenido se parecen al estándar de la producción teatral, por lo  menos en Buenos Aires. Me siento muy vivo y cuando termino me siento nuevo, agotado pero purificado, me resulta placentero y profundo hacerlo», contó el actor de El Marginal, Monzón y El Clan -entre decenas de programas- en diálogo con Sentidos, por AM 1300 Radio La Salada.

Garzón -con amplia experiencia en teatro, incluso como director en La cantante calva- reveló que la obra «tiene algo de confesional, de decir aquellas cosas que no se pueden decir, en una sociedad bastante hipócrita donde las debilidades y los fracasos no se admiten. Donde públicamente no se habla mal del otro, donde en el teatro ocultamos muchas verdades, aparentemente es un espacio revelador y expresivo pero no siempre se plantean ahí las cosas que duelen y que alegran de verdad. Lo que tiene de diferente es una especie de honestidad brutal, donde las cosas se la llaman por su nombre y donde los héroes admiten su flaqueza».

«Cuento cosas de tiempo atrás, que se rozan con el hoy. Al principio tenía temor, no era la intención original contar cosas de mi vida. Lo probé en La Plata, donde la gente lo recibía de buena manera y lejos de enjuiciarlo. Más del 80 por ciento es real, algunas cosas están deformadas para la teatralidad, otras no son reales. Me siento querido cuando hago la obra, lo vivo intensamente cada miércoles y ver cómo le llega a los demás, me llega a mí también», reflexionó el también actor de películas como El ciudadano ilustre.

«La entrega aparte de mental y emocional tiene que ser corporal. En el teatro hay que meter el cuerpo, y al límite. El cuerpo cuenta más que las palabras. Termino exhausto pero satisfecho. El cansancio me dura media hora y al día siguiente me cuesta recuperar, pero me entreno para eso«, expuso el protagonista en teatro de Casa Valentina Como el culo.

Por otro lado, Garzón se refirió a Down para arriba, la peli documental que estrenó este año, en la que cuenta la experiencia del grupo teatral de Juan Laso Sin Drama Down. Gustavo tuvo tres hijos con la fallecida actriz Alicia Zanca: Tamara, de 28 años; y Juan y Mariano, de 31, dos gemelos con síndrome de Down, a los que en 2016 llevó a la escuela de Laso a partir de un film actuado y realizado por chicos con discapacidad intelectual de su taller teatral. Además, es padre deJoaquín (con Ruth Alfie).

«La hice sin pensar en ningún mensaje, la gente la recibe revalorizando, redescubriendo lo que es una persona con síndrome de Down. Y cuento cosas que identifican a los padres, contando al principio y al final lo que fue para mí la noticia hace ya 31 años, y cómo lo vivo, todo lo que pasó, cuánta ignorancia tiene la sociedad, y yo mismo tenía respecto de lo que es el síndrome. Ahora está un poco más avanzado, pero yo no tenía idea y luego me encontré con seres luminosos, amorosos, compañeros míos; los amo con locura y estoy enamorado de las personas con síndrome de Down y la película me acercó mucho a ellos. Se arman unos encuentros increíbles, mágicos, así que estoy muy conmovido con todo lo que pasa con la peli y agradecido a mis hijos. Una experiencia única, difícil de explicar», se sinceró el gran actor.

Abriendo su corazón por completo, Gustavo reconoció que siempre vivió «el tema bastante solo, no me junté con asociaciones, me recluí con mis hijos. Lo que ocurre con la película es que me dio la posibilidad de abrirme, de conocer, de dar algo positivo, útil, aprendiendo esto del valor social del arte, del que yo desconocía o descreía, y ahora le encuentro un valor social maravilloso». 

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