Por primera vez, Marina Borensztein contó cómo conoció a Oscar Martínez

Por primera vez, Marina Borensztein contó cómo conoció a Oscar Martínez

Durante años, el rumor de que la historia de amor entre Oscar Martínez y Marina Borensztein había comenzado “complicada”, dado que la hija de Tato Bores estaba de novia con el también actor  Alejandro Awada que, a su vez, era el mejor amigo de Martínez y trabajaba bajo sus órdenes en la obra teatral “Días Contados”, circuló con fuerza en los medios.

De acuerdo a lo que publicó Minuto Uno en diciembre de 2007, «entre copetines y trasnoches con amigos parece los tórtolos comenzaron a proveerse miradas no tan inocentes que desembocaron en un fogoso romance oculto. Lo que siguió, venía en el libreto: Awada dejó la obra, a Marina y la amistad de años con su amigo».

Hoy, por primera vez, la reconocida nutricionista habló del tema y desmintió esta versión en contacto exclusivo con AM 1300 La Salada: «Muy al contrario de lo que han dicho, yo no había tenido nada con Oscar. Todo era absolutamente mentira y nunca me dediqué a desmentirlo. Que digan lo que quieran. Siempre inventan».

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En declaraciones al programa ‘Cosas de Minas’ que conduce Andrea Bisso, recordó que una noche le rezó a su padre para pedirle «ser feliz y tener una familia»… deseo que finalmente se terminó cumpliendo.

«No tenía la pareja que quería. Hacía dos años que me había separado y estaba sola. Recé, me fui a dormir y esa noche soñé que estaba con Oscar y mi hija en una playa de Río de Janeiro. Estábamos muy felices. Esa mañana me levanté contenta. Yo a él ya lo conocía», aclaró.

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«En ese entonces yo vivía en frente del Rosedal y salí a la calle decidida a encontrármelo. Caminé, di un par de vueltas, y no lo encontré. Ahí algo me llevó hasta un árbol que plantaron en 1996 en honor a mi papá en la avenida Figueroa Alcorta. Era la primera vez que caminé hacia el árbol mientras me repetía: ‘Papá me quiero encontrar con Oscar Martínez’. Llegué al árbol, le agradecí por todo y fui caminando hacia La Pampa. Me di vuelta y, a 150 metros, aparece Oscar caminando. Yo casi le digo casate conmigo mañana. No se dio cuenta de lo que a mí me estaba pasando porque apelé a mi mejor actriz. Nunca fue una casualidad», recordó.

En ese momento tan deseado, entabló una sorpresiva conversación en la que lo invitó a conocer el árbol. Se saludaron. Parecía que todo terminaba ahí, hasta que él dio un guiño: «Enseguida me llamó, tipo película me di vuelta, y me tiró el teléfono».

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