Georgina Barbarossa: «El teatro es mi gran amante»

Mientras cada noche tiene el desafío de ser “una chica Flavio Mendoza” en la obra ‘Un estreno o un velorio’ (Teatro Luxor, Villa Carlos Paz), Georgina Barbarossa confesó en AM 1300 La Salada que “nunca” se imaginó integrar un elenco del famoso coreógrafo.

La actríz, habló con Andrea Bisso de la vida familiar y contó que quiere su hijo haga una fiesta de casamiento y que le dé al menos dos nietos. Lo cierto es que el parecido de Juan y Tomás Lecuna con Miguel impacta cada día más.

“Son iguales, sobretodo Tomás. Yo subí una foto el otro día porque estuvo visitándome y es igual al Vasco. No puedo creer como la gente se acuerda. Tiene gestos en los que es igual al padre. Juan tiene la cara un poco más larga, como la mía. Divinos son mis bebés”, definió.

“Dicen que no es bueno hablar con los muertos porque uno no los deja elevar, pero jodete… va a subir cuando muera yo. No puedo no invocarlo como si estuviese permanentemente con él. Yo siento que está a mi lado y me cuida siempre. Cuando le encomiendo a los chicos me siento tranquila”, agregó.

“Me siento acompañada y lo mismo me pasa con mi viejo, que se murió en 1992. Siento que me amparan y me están poniendo la mano. Yo he soñado con el Vasco. La última vez fue acá, que me desperté llorando, lo había sentido. Los llame a los chicos llorando de la emoción. Me acuerdo de su abrazo y eso fue maravilloso”, confesó.

Sobre el amor y las relaciones: “Me volví a enamorar, fue un amor distinto, pero no es algo que me preocupé. No necesito estar acompañada permanentemente. La soledad es relativa porque la mayoría de los meses del año vivo con mi madre y ahora está en Villa Giardino. Tengo a mi familia, amigas, la familia del Vasco. Estoy re acompañada”.

“Estar por estar con alguien no me lo banco”, dijo mientras pasaron 19 años de la muerte de su compañero de vida. “Cuando se me acercan hombres me causa gracia porque son muy atrevidos porque en lo general me respetan mucho. Encaran por las redes, por Instagram… me mandan mensajitos y no lo puedo creer”, sentenció.

“Son jóvenes, por eso me causa gracias porque los chicos tienen 32 años. El verano pasado, en San Rafael, he destrozado corazones y eran niños”, detalló.

“A mí el trabajo me llena, el teatro es mi gran amante. Ahí libero todas las endorfinas y toda mi alegría, además de los hijos. Tiene que aparecer algo que me fascine. Flavio nos tiene con el culo al norte, no tenemos tiempo. Trabajamos mucho. No da”, recalcó entre risas.

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