La polémica declaración machista de Chechu Bonelli que es repudiada en redes
Chechu Bonelli se encuentra en el ojo de la tormenta a raíz de una entrevista que le concedió al diario La Nación en donde habló de diversos temas y los usuarios no le perdonaron una expresión.
A la hora de hablar del amor, la conductora televisiva recordó lo que le costó insertarse en el medio para perseguir sus sueños y contó como fue el momento en el que decidió dejar su trabajo para irse a vivir con su novio.
«Si no dejaba todo y apostaba al amor, hoy sería una terrible solterona», expresó en diálogo con la periodista Fernanda Iglesias y desató la furia del colectivo feminista.

-¿Cómo fue el momento en que decidiste dejar tu trabajo para irte con tu novio? ¿También lo hablaste con tu papá?
-¡Sí! Cuando le conté a mi papá que estaba saliendo con un futbolista me dijo: «¿Otra vez?». Porque yo ya había tenido mis historias. Entonces le juré que éste era diferente, que quería que lo conozca. Mi papá siempre saludaba a mis novios dándoles la mano, se las apretaba bien fuerte como diciendo: «Ojo con mi hija». Y bueno, ¡hoy casi que lo quiere más a él que a mí! Le cayó tan bien que cuando surgió la posibilidad de que Darío se fuera a Europa, me dijo: «Vos dejás tus cosas, armás el bolso y te vas con él». Fue una buena decisión. Vivía tanto para mi laburo que creo que si no me iba con él y apostaba por el amor, hoy sería una terrible solterona, dedicada cien por ciento a su trabajo.
-No creo…
-No sé, cuando lo conocí a Darío, me acuerdo que subí al auto y pensé: «Dios mío, con este hombre me quiero casar».
-¿Por qué?
-Lo vi y ya sentí algo, no sé qué. Entonces irme fue una buena decisión. No fue difícil pero sí el día que me despedí del programa dije que dejaba algo que amaba por el hombre que amo.
-Contaste en esa época que te aconsejaba Luciana García Penna, la mujer de Matías Almeyda, ¿qué te decía ella?
-Sí, me hice muy amiga con el tiempo. Me aconsejaba mucho en temas de la convivencia porque yo llegaba de trabajar, destrozada y lo tenía a él durmiendo la siesta. Entonces la llamaba y le decía: «Estoy cansada, no doy más. Ocho horas para llegar a mi casa y no hay nada en la heladera y encima cansada tengo que ir al supermercado». «Calmate», me decía. «Hablá con él. Decile que duerma la siesta mientras estás trabajando». Hasta el día de hoy me aconseja, un amor total. La historia cómo ella conoció a Matías es parecida a la mía. Siempre me sentí identificada.
-¿Cómo te fue en Europa?
-Cuando llegué a Holanda, iba con la idea de que él se iba a concentrar y yo agarraba la mochilita y me iba a recorrer. Y la mochilita pasó de la espalda a la panza.
-Quedaste embarazada.
-Al mes de llegar a Holanda sabiendo que el técnico no lo iba a tener en cuenta para ese equipo, surgió la posibilidad de irnos a Francia y me enteré que estaba embarazada de Lupe. Nos mudamos a Niza y fue terrible, fue como haber llegado a Mar del Plata en pleno enero. No conseguíamos casa, no teníamos dónde vivir. Estábamos en un hotel donde si querías sacarle la cebolla a la ensalada, no se podía. Entonces yo iba a la verdulería, me las ingeniaba como podía. Embarazada y teniendo todos los cuidados. Nunca tuve a mi mamá para que me aconsejara cómo iba a ser el embarazo, cómo me iba a sentir, estaba en un país donde no entendía el idioma y no me querían hablar en inglés. Siempre digo que por el embarazo yo seguí con Darío porque a lo mejor si no llegaba a estar embarazada, le decía: «No, mirá, mantengamos un rato la relación a distancia». Porque en ese momento pensé: «¿Habré hecho bien en dejar todo de golpe? ¿No tendría que haber sido más paulatino todo?»